Vamos juntos al Cielo

 Juntos al Cielo

Ahora que Dios tiene un propósito en nuestra vida, que es sin duda alguna, que alcancemos la felicidad eterna. Una vez me dijeron que si un escultor que hace su mejor obra, no la crea para destruirla. Con cada golpe en la piedra, busca la perfección. Y después de haber hecho lo mejor posible quiere que su obra permanezca por siempre. Cuanto más Dios que nos ama como hijos y somos su creación magnífica, somos su obra máxima, ¿qué quiere para nosotros? Es una pregunta que en la lógica humana es de fácil respuesta.

Por eso, el Espíritu Santo, fuente de vida y consolador nos habla al oído cada día. Y nos habla de diferentes modos: por medio de una canción, de un hermano o hermana que te dirige la palabra, al encontrarte con una persona, al tener contacto visual con los niños o por las palabras que emiten, por un momento de oración, por incidentes, por sueños, por gestos. Lo importante es que muestres que anhelas esta comunicación, tal vez orando con frecuencia o estar permanentemente ocupado en cosas de Dios. Y ¿cómo saber que es Dios el que se intente comunicar contigo? Por la paz y el incremento de la fe que esos momentos producen.

Por ello cualquier proyecto en que quieres la presencia de Dios para lograr una verdadera conexión es importante lo que llamo la propia espiritualidad.

Recordemos que el hombre tiene tres dimensiones: física, psicológica y espiritual. Lo físico es evidentemente el cuerpo y los sentidos con los que interactuamos con el mundo exterior, creación de Dios; lo psicológico es lo que llamamos alma y ahí radican las emociones y los sentimientos con los que interactuamos con el exterior y también con nuestros semejantes, al que llamamos prójimo. Y finalmente está el espíritu que es nuestra conexión con Dios, es la parte de nuestro ser que hace contacto con el Espíritu Santo.





















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